Descripción de un paisaje urbano

Arturo Ledrado

Se cuenta en el Libro que «aquel que sentía la necesidad de ser un piel roja, un guerrero de una época anterior a la leyenda de los centauros, contemplando la vida a través de la ventana abierta descubrió el remedio para su soledad. Y no pudo menos que fugarse a bordo del tranvía donde una mujer, blusa negra rematada en el escote y en las bocamangas con puntillas de hilo, regresaba del ayer para mirarse en el espejo.

»Como un ladrón, acecha desde dentro de la sombra. Intenta evaluar las posibilidades del asalto, detectar el lugar y el momento propicios, y se pregunta si acaso existe una razón que impida el crimen.

»La mujer desnuda su cuerpo y prepara el equipaje para el sueño: horquillas, una red, el vaso de agua que velará en la mesilla, la sensación de cansancio, el peso creciente de los párpados, la perentoria necesidad de olvidar -aunque sea unas horas- la blusa negra, los remates holandeses, el traqueteo de los tranvías, las cuerdas lastradas que le impiden elevarse, los estrechos pasillos donde se desangra cada día inútilmente. Pero también esta noche el espejo miente, como todas las noches, como todos los espejos en todas las habitaciones de todos los palacios de la ciudad. La soledad es un imposible. Nadie está solo. Y si realmente hubiera más ciudades -esta posibilidad es defendida, incluso con violencia, por aquellos que apenas si conocen los barrios periféricos-, la situación sería la misma. Porque todas las noches son la misma noche y todos los cuerpos se desnudan lentamente frente al espejo, de espaldas a los ojos que contemplan la escena desde fuera (miradas furtivas, un sendero de grava azul que divide el patio y el olor dulce de los jazmines).

«El ladrón abandona su escondite».

[Las mariposas nocturnas emiten un compuesto químico; feromonas. Cuando los entomólogos comprendieron el proceso, se pusieron a trabajar en sus laboratorios y lograron sintetizar ese compuesto. Después, como una consecuencia natural, los ingenieros forestales idearon trampas donde las mariposas mueren de amor y de engaño. Las hormigas, los escarabajos carnívoros y también algunas arañas han descubierto, con enorme placer, las bondades del sistema y su provecho. Basta tener paciencia, esperar a que la noche precipite los cuerpos minúsculos dentro del embudo. Las polillas son devoradas mientras intentan copular con un tubo de plástico sólo en apariencia vacío.]

«El piel roja desanda las calles desiertas. Las noches más propicias son las de la luna nueva, porque se evita la competencia del satélite. Sus manos enguantadas palpan a través de la tela del gabán el frasco donde se almacena el producto de la cacería. Cuando llegue a casa, lo primero, cerrar la ventana, aislar su soledad -su versión de la soledad- entre las cuatro paredes del laboratorio; y después, con la delicadeza y la precisión que da el oficio, procederá a naturalizar los especímenes. Son dos; de color verde con incrustaciones más oscuras; dos preciosos ejemplares para su colección, probablemente la mejor surtida a este lado de la ciudad.

»La casa aún queda lejos, pero él nunca se ha planteado pasarse al enemigo. Aunque resulte agotador caminar tanto, jamás consentirá compartir su silueta con la de un caballo. Le horrorizan las leyendas de centauros, aquellos monstruos que surgieron de las aguas para destruir lo que ni siquiera tuvieron tiempo de admirar. Como también teme enfrentarse a las mentiras del espejo mientras se desnuda, lentamente, de espaldas a la ventana cerrada».

[El Libro, incomprensiblemente, es una guía turística para viajeros de fin de semana.]


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* Derechos de autor del autor. Publicado en Ficticia con permiso del autor, el: 06/Dic/01