El día en que la Tierra se pareció al Cielo
Leonardo Padula
Los girasoles dieron toda la vuelta y apuntaron con sus pétalos al sol. El sol brillaba más que nunca, o así parecía, las nubes habían formado una especie de recuadro para dejar al gran dios del fuego en el centro del mismo. Las nubes estaban más blancas que nunca, o así parecía.
Los frondosos árboles dejaban ver otras flores en sus copas, flores de todos los colores, o por lo menos de todos los colores que recuerdo.
Sólo un detalle cortaba la apacible homogeneidad del paisaje: otro fuego, otra luz brillante e irradiante de calor, una llama que ardía fuerte y que se iba extendiendo rápidamente desde la lejanía, arrasando con los árboles, sus flores, con los animales que se escondían entre los pastos y con los girasoles; parecía como si todo el lugar y todos sus componentes quisieran imitar al sol, ardiendo como él.
Al sol y a sus fieles adoradoras, las nubes, les habrá gustado este signo de idolatría pues el sol siguió brillando como nunca y las nubes decidieron no hacer llover.
Por un día el cielo y la tierra fueron fuego en un mismo tiempo.
* Derechos de autor del autor. Publicado en Ficticia con permiso del autor, el: 28/May/02