Cuentistas en Internet

Ignacio Trejo Fuentes

 

Sin ninguna duda, el sistema Internet es una de las maravillas tecnológicas: pobre del que no tenga acceso a la red. Aun así hay escritores que no se animan a hacerse, siquiera, de una computadora personal, y siguen aferrados a la idea peregrina -más que romántica- de que no hay nada comparable a escribir con pluma sobre papel. Allá ellos, porque ahora muchísimos trabajan acompañados por la comodidad de la cibernética. José de la Colina se resistió por mucho tiempo a entrar en ese mundo maravilloso, pero desde que se hizo de su computadora (la nombra Acerina) es un verdadero entusiasta de esas máquinas. Otro tanto le ocurrió a Jorge López Paéz.

Estadísticas confiables indican que el asunto más frecuentado de la Internet es el sexo: millones de navegantes de todo el mundo emplean muchas horas y gastan dinero a tarjetas llenas en lo que esa parcela les ofrece. Pero hay posibilidades muy amplias en lo que a literatura se refiere. Uno puede encontrar referencias inimaginables en torno a un autor, una obra o una tendencia; incluso hay escritores que quién sabe quiénes son pero tienen su propia página en la red; supongo que buscan a los lectores que no tienen en los medios tradicionales.

Desde hace un par de meses es posible hallar en Internet un espacio denominado Ficticia (ciudad de cuentos e historias). La idea fue de Marcial Fernández (quien firma sus crónicas taurinas en unomásuno como Pepe Malasombra), Diego García del Gállego, Mónica Villa y otros apasionados de la literatura y la cibernética, y -según puede verse- ha sido bien recibida por los navegantes: cada día llegan montones de recados de felicitación provenientes de varias partes del mundo.

Basta teclear www.ficticia.com para estar en esa ciudad virtual. Como toda ciudad que se respete, está muy bien parcelada: los textos que nutren este espacio se acomodan en el sector correspondiente: en el Bar, la fantasía de vivir y beber, la juerga y delirio del festín alcohólico; en Botica, hay una caja de sorpresas; en Cárcel, policías y ladrones, detectives privados, crímenes...; en Cementerio, misterio, suspenso, horror, peligro, humor negro; en Estadio, relatos deportivos y taurinos, futbol, atletismo...; en Hospital, narraciones en torno a la salud y la enfermedad, la locura, la vida y la muerte; en Hotel, literatura erótica, romance, sexo, amor y odio; en Iglesia, narrativa de religión, sectas, místicos, leyendas, dioses y mitologías, el más allá...; en Mar y Playa, historias marinas y portuarias, naufragios; en Metrópoli, crónicas urbanas y personajes citadinos, la vida cotidiana en casa y calles; en Teatro, ficciones de escenario, teatro, cine y conciertos; en Valle y Montaña, leyendas de campo, de la selva, lo exótico, la naturaleza, lo salvaje; en Zona Espacial, cuentos del aire y del espacio, ciencia-ficción y arte de volar.

Así, el cibernauta (¡palabritas a las que obliga la modernidad!) puede dirigirse directamente a los temas de su preferencia. O puede consultar el índice de escritores participantes, y además de encontrar sus textos dispone de ficha bibliográfica y fotográfica. O bien, puede consultar el Mapa en Texto.

Además, hay una zona especial llamada Puerto Libre, donde pueden enviar sus textos los ciudadanos certificados y otros que quieran serlo (navegantes que tengan por ahí un texticulito.) Existe asimismo el Café Literario, en el que se hace intercambio de ideas, temas, comentarios y mentadas de madre. Y algo importante: el Tablero de Anuncios, en el cual tiene cabida la programación de presentaciones de libros, lecturas y otros actos culturales.

Como ficticiano que soy, puedo asegurar que se inflama el ego cuando alguien envía felicitaciones desde Papúa y dice que le gustó el cuento de uno y quiere conseguir los libros que se anuncian en la ficha correspondiente. Y de seguro el gusto será mayor cuando desde Inglaterra o las Islas Fidji algún editor, o traductor, u organizador de eventos se interese por nuestros materiales. Es grato saber que alguien lo está leyendo en lugares remotos, lo que no es fácil, y mucho menos tan inmediato, que ocurra con nuestros libros.

Olvidaba decir que en esta ciudad maravillosa no se admiten poetas; sólo narradores. Así que acérquense a Ficticia con sus textos, o sólo para leer los de otros, para disfrutarlos o criticarlos.

¡2000 felicitaciones a Marcial y su equipo!

 

unomásuno - Sábado - Salivero 8 de enero de 2000

 


[ Editorial ] [ Constitución ] [ Censo Ficticiano ] [ Conviértete en Ficticiano ]
[ Tablero de Anuncios ] [ Café Literario ] [ Puerto Libre ] [ Libro de Visitantes ]


 Mapa Índices Antología Comunidad Participa
 Índice de temas Índice por autores El Portal Lo Nuevo