Macedo, Humberto

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               Desde muy pequeño me interesaron los libros; quizá soy de los pocos que se leyeron completos los textos gratuitos de la SEP. De igual manera, mi tendencia a andar siempre en mundos irreales apareció desde muy temprano. Sin embargo, no se me ocurrió comenzar a escribir hasta los diecisiete años, en que durante una noche de insomnio en que escuchaba la radio, me asaltaron por primera vez esas "voces" que ya no me dejan en paz. Luego de unos años de andar haciéndole al diletante, caí en el taller literario de la Casa Jaime Sabines, donde Mario González Suárez me recibió de la mejor manera (ajá). Allí descubrí que escribir no era nada más sentarse tres horas frente a la máquina, fumarse cajetilla y media de cigarrillos, beberse dos litros de cerveza y luego imprimir. Y quedé fascinado, aunque no sé bien por qué, si las únicas críticas que recibía eran de lo más destructivas. Pero mi necedad siempre ha sido inconmensurable y me empeciné en ser escritor, de lo que me siento tan orgulloso como de los resultados que he obtenido. Mi trabajo ha sido reconocido ya con dos premios: el "Benemérito de América" 2002 de cuento en su categoría estudiantil y el Juan Rulfo para primera novela 2003. Sin embargo, creo que me siento más feliz de ser escritor porque me vi de regreso a la lectura, que había dejado abandonada durante mi adolescencia a favor de otras actividades menos peligrosas.

               Ahora aspiro a dedicarme de tiempo completo a la literatura, seguir publicando y granjearme una o dos becas, como la mayoría de los escritores jóvenes.

               Comencé escribiendo cuento, pero ahora me siento más inclinado a escribir novela. La mayoría de mi obra se podría clasificar dentro del género fantástico y de horror; mis búsquedas y aspiraciones atienden a sacar ese género del underground, de lo relegado, que deje de considerársele "literatura menor". Estoy convencido de que el tema no tiene la culpa, sino el que lo aborda. Y creo que hasta ahora he defendido bien mi postura.

               En mis narraciones siempre están presentes aspectos fundamentales de nuestra vida, tales como la locura, la muerte, la venganza, el odio, el deseo, la pasión, la desesperanza y, sobre todo, el miedo. Miedo a dejar de ser, a perder lo poco que tenemos, sobre todo.

               En estos momentos escribo mi segunda novela, que es de vampiros (aprovecharé que Carlos Fuentes ya validó el tema) y también trabajo en un libro de cuentos, en donde me doy la libertad y oportunidad de probar con el realismo.

               Admiro la obra de Poe, Julio Cortázar, Salvador Elizondo, Ray Bradbury, Juan Vicente Melo, Francisco Tario, Cristina Rivera Garza y la de mi maestro Mario González Suárez, entre otros muchos.

 

 Sus cuentos en Ficticia:
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Iglesia/Ángeles
  Nictofobia
Cementerio/Presencias

 


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Publica por primera vez en Ficticia el: 03/Jul/04