Alucard, Mi Querida Alucard
Luis Augusto
Es una larga cadena de cafés, de madrugadas con moscos, de música. No voy a pretender resumir aquí lo que hace mas de un siglo (digamos) empezó. Ni una sola de las palabras con se inicio esto, cabrían para escribir el principio envuelto en la atmósfera de niebla sobre los pasillos de la escuela, mientras un maestro con corbata de mono gritaba sus ultimas esperanzas de ordenar la fila; la amiga -fantasma de humo también- que nos presento, un segundo en el que creo se enfrío el sol, un poco por lo helado de su mano, un poco por lo frío del aire.
"Después" no se si los días pasaron afuera de nuestra fortaleza en el departamento quince. Lo único parecido al tiempo que recuerdo es un tic-tac desganado, rebelde sin fuerzas ante nuestras luchas de piel y cabello y olores que caían como primaveras secas y de ornato sobre todo. Es difícil seguir, a ella no se le puede encerrar en las mismas prisiones de tinta en que se encierra a los demás recuerdos: se me escapa de nuevo con sus alas de murciélago, me cierra la puerta y despierto otra vez solo en mi lado de la cama, buscando una salida como perro que huele humo. Porque es ella la que se aparece flotando por todas las ventanas. Como ahora. Me obliga a escribir todo esto sin tener las palabras exactas, no se, creo que es algo un poco parecido al llanto o al vomito. Se hace y cae sin forma, sentimientos e imágenes en masa. No puedo escribir el día tal a las equis horas me di cuenta de que las cosas nunca iban a ser iguales.
Pudo haber sido ayer, hace veinte años, nunca. Todo es una espiral pintada sobre un cilindro que gira. Ella volvía sin haberse oído que la puerta se abriera, se paraba a la entrada del cuarto (siempre era de noche, aunque el reloj se defendiera con su ridículo a.m.)y la lampara del buró le iluminaba desde abajo los pechos, el vientre, el mentón, la nariz. Dejaba todo lo demás a oscuras y era ella como el fantasma de niebla que es, mostrándoseme sin secretos: un asesino contando sus planes al próximo muerto (todo lo demás son respiraciones agitadas, nuestras lenguas o nuestros cuerpos o nuestros cuerpos todo lenguas, el cuarto girando).Entonces la soledad en la cama fría, la puerta cerrada yo adentro fumándome un cigarro, hasta que otra vez la luz que la hacia estatua de mármol, hasta que otra vez yo con la única que sabe por qué me pongo a escribir precisamente esto en lugar de sonreír y quitarte lo asustado de los ojos, en lugar de contemplarte así cómo estás (desnuda y sin tiempo entre las sábanas) ahora que he regresado.
* Derechos de autor del autor. Publicado en Ficticia con permiso del autor, el: 06/Nov/00