Las buenas amistades
Leo Mendoza
Se conocían de mucho tiempo atrás y se aceptaban, simplemente, como amigos.
Él la había visto casarse, divorciarse, saltar de novio en novio y hasta alguna vez fue su paño de lágrimas, su confidente, su roca firme en la desesperanza; pero entre ellos no había ocurrido nada.
Ella lo quería porque estaba a su lado sin darse a notar, inadvertido; porque era su fiel acompañante en las fiestas y no le reclamaba jamás el que en sus arrebatos pasionales ella se marchara con otro dejándolo solitario y paciente en medio de la sala.
Sin embargo, él la deseaba. La deseaba tanto que una vez le confesó que desde hacía un año guardaba un condón en su cartera por si en algún momento ocurría el milagro y ella aceptaba pasar la noche en su departamento.
Entonces y como dice el bolero, no hubo sorpresa alguna, ella dijo que sí y se convirtió en su compañera por un tiempo más largo aún que el esperado.
Pero antes de todo le pidió que pasaran a la farmacia por un nuevo paquete de preservativos.
* Derechos de autor del autor. Publicado en Ficticia con permiso del autor, el: 05/Abr/00