Año nuevo
Leo Mendoza
Como a las ocho de la mañana, con el pretexto del nuevo milenio, prendieron un toque. El dueño de la casa, enfurecido, los echó a todos, hasta a su mujer, y se encerró a piedra y lodo. Ellos decidieron continuar la fiesta y se amontonaron en los dos únicos autos disponibles. Al llegar a la primera esquina casi se estamparon de frente contra un sedán que venía hecho la raya. Enfrenón y volantazo los salvaron del desastre. Se bajaron enfurecidos. Pero mientras avanzaban retadoramente los ánimos se apaciguaron. Cara a cara se sonrieron, se abrazaron, se dieron los parabienes por el nuevo año y brindaron con las caguamas que llevaban en la cajuela. Poco más adelante, mientras esperaban que la luz del semáforo cambiara, el chofer de una guayín se le quedó mirando al "Came" y le sonrió. El "Came" se bajó ceremoniosamente, se acercó con los brazos abiertos como si fuera a felicitar al conductor del otro auto y éste, ni tardo ni perezoso, correspondió al gesto.
Patadón y gaznatada lo devolvieron a la realidad.
-¡Feliz año nuevo!- gritaba nuestro amigo mientras rodaba sobre el pavimento abrazado al sorprendido automovilista, deteniendo el escaso tráfico del aquel primer día de enero.
* Derechos de autor del autor. Publicado en Ficticia con permiso del autor, el: 06/Ene/01