Una extraña flor color malva que brota del muro

José Luis Vasconcelos

El portero clavó su porcina mirada en la charola de periodista que le mostré, me sonrió con respetillo. Había logrado vencer el único obstáculo que me separaba del evento.

Había recorrido la Revu largo rato y en todos los congales los precios de entrada eran estratosféricos, así que decidí entrar al Río Rita, previa adquisición de una birria obligatoria.

El panorama era desolador, en el interior del antro deprimente brotaba un hongo ahumado que flotaba sobre el hormiguero.

Elegí un buen lugar, cerca de la barra y justo detrás de dos pequeños sinaloenses que profundizaban en los ontológicos corridos del Chalino.

"¡Compadre, compadre venga!, la comadre dió a luz un niño, yo creo que será boxeador o futbolista porque rompió la fuente de un trancazo"...

Fue lo primero que alcancé a escuchar de las bocas difusas que parloteaban en la megapantalla. El pueblo enloqueció, hermanaron sus risas para festejar el certero vaticinio de la agorera del vagón, mientras el afortunado padre se recargaba en un árbol, sonriendo estúpidamente.

Dí un sorbo a mi cabeza y peiné mi cerveza, empezaba a compartir el enfado general, mientras en otros lugares la pelea preliminar llegaba a su fin, en el atestado bar vomitaban la tragicomiérdica videobiografía del fenómeno del box.

Prolongaban nuestra agonía. Miré a diestra y siniestra y los meseros, contorsionistas chinos, se encaramaban entre el húmedo y pestilente boscaje humano.

El sudor reciclado era una boa constrictor deslizándose entre el follaje de cuellos y brazos. Mientras la raza apostaba y refería datos del ídolo. Otros buscaban imbécilmente dónde apoyar la cabeza.

Entonces la ví, era una extraña flor color malva que brotaba del muro. Parecía niurra, pero su máscara era natural, era la gemela de Talula Falora, la doble de la princesa Mico Micona..., sintió el rigor de mis ojos y sólo me vió para clavar sus verdes aceitunas en el video que escurría de la pantalla.

Por fin el evento postdiferido y postemérito. Testigo de la historia me sumergí en el barritar estremecedor que sacudió al mundo. Las enclenques columnas y las duelas se sacudieron, cascabelearon en un acto de fe.

La casi niurra volteó y sostuvo mis deseos, durante milésimas de segundo, en la curva impresionante de sus pestañas. Sonrió, indeleble y lejana. Temblé, una frase de Tarkovsky aleteó entre mi estupor: "No desear, ser como niños"...

Un sorbo a mi Pacífico.

- Ese Azuma ya está ruco, si gana es porque perdió, dijo el más grande de los pequeñines descendientes de Caro Quintero.

Volteo y Talula lame el caparazón nocturno de nuestro gladiador. Me ve y lanza improperios a un ebrio inmerso en su orina que se debate entre la vida y la muerte. Ampáralo Gran Señora...

De ver a la morra o ver el combate..., pues prefiero pistear. Alguien dice:

- Una birria, compa, una birria. Le apuesto una birria al negro, jomi...

- No, respondo.

- Humm, pa´eso me gustaba compi...

- No compa, ando zarrilla, pura cacharpilla cargo, respondo.

- Es cura, es cura...

Finaliza la primera contienda, gana el pariente de Nelson Mandela. Interiormente yo le iba al Nelson porque el orden de los factores no altera al Azuma...

Comerciales, instantes que nos devuelven la confianza en el ser humano. Anuncian un fraccionamiento nuevo, cercano al aeropuerto:

"Si quieres vivir cachondo

ven a vivir a Macondo

ondo ondo ondo

ven a vivir a Macondo

¡Macondo!"

- Se lo va a fregar el Norris, ese bato es bien chacalón, dice el mesero que me destapa otra cerveza. Ahorita le traigo su cambio, compa... Jamás le vuelvo a ver.

Falora voltea con cierta gracia, es un girasol. Busca dónde estoy, ahora sí sonríe...

Dilema universal: el Norris o la jaina...

Para ganarme su amor debe admirar un detalle sobresaliente que me distinga del resto. Decido asumir una aguerrida postura de Tai Chi, desplazó estoicamente mis 120 kilos de masa, sin que se altere el entorno con los latidos de mi corazón que flota inerme en océanos de grasa.

Por fin algo decente. En minuto y feria el Norris destroza a un fantasma. El público sabe que el perdedor ya es un vegetal marchito que a duras penas subsistirá con la neurona que le queda...

¡Ahhhhh! Ya era hora. Un péndulo de sangre recorre el mundo.

Silencio.

El ambiente queda como Blue Demon al escuchar el escalofriante alarido de la mandrágora. Aparece la fuerza hecha hombre. La leyenda convertida en gancho al hígado se dirige a trote cansino hacia el encordado, enmedio de una fauna sedienta de excremento. Lo tocan, se santiguan. El amo de la destrucción, el obispo del jab con sus abalorios publicitarios colgando de la vestimenta.

¡Julio! ¡Julio! ¡Julio! ¡Julio!

La emoción sacude los intestinos. Las imágenes galopan raudas por los valles de la memoria. Pedro Infante y Juan Diego cabalgan de nuevo en el pulso de los videovidentes. La virgencita del Tepeyac se incomodará, supongo, por la efervescencia devocional que se desvía hacia una nueva y poderosa deidad.

¡Julio! ¡Julio! ¡Julio! ¡Julio!

La nurria en potencia está pendiente de todo. Se anima y silba estrepitosamente. Voltea a a verme otra vez.. Ya se hizo, Zoke Budeke, me digo a mí mix. Te lo merecías por disciplinado...

Un lastimero graznido perfora nuestros tímpanos. Lo reconozco de inmediato:

"Doctor Morales, ni los emperadores romanos cuando regresaban de mil batallas eran recibidos con este entusiasmo. Esto es delirio con el que se recibe a Julio César Chávez". Claro, no podía ser otro que don Antaño Andere.

Los sinaloenses casi se toman de las manos. Besos insinuados, el orgullo nacionalista que se comparte. Brincotean y reconozco en un santiamén los pasos básicos de la quebradita.

Talula Falora otra vez. Una sonrisa que pone en juego la consistencia de mi fervor deportivo o la inminente posibilidad de aventarme un quicky. Se lame los labios ella misma. Sabe lo que trae, autocomplacencia en mitad del hervor... Algo quiere esta perra, pienso, mientras palpo la solidez de mis Trojans.

Llega la ceremonia de los himnos. Todos, jubilosos, entonamos el nuestro y saludamos con fervor a nuestro lábaro patrio. Detestamos a Jimmy Lennon, el guiñapo anunciador que pronuncia el nombre de nuestro campeón mientras los ojos vacunos de Troll King le ven con lascivia.

El cronista habla detrás de las imágenes: "Joe Cortéz les dice ¡quietos, y venga ahora y que gane el mejor. Y como ya se sabe quién es el mejor... Una derecha alcanza en su huida a Whitaker, la derecha por abajo; empieza a enderezar sus armas a la parte blanda Julio César Chávez, que es una fórmula rumbo a la victoria".

Temporalmente Talula deja de existir. Todos estamos entregados a las mosquiteriles evoluciones de nuestro ídolo. Los gritos de la pitonisa del ferrocarril retornan a mi mente: "... le rompió la fuente de un trancazo".

El Río Rita se desborda de emoción, un caudal de energía contenida estalla en el antro. Es un milagro en la frontera, nuestras plegarias transfornan el lugar en un río Rito. Glorioso, la apoteósis vivida es inmarcesible. Un lazo de unión entre seres humanos de diversas razas unidos por la genialidad de los medios, Don King y Talula. Lanzo al aire mi plegaria: Diosito bonito, tú puedes hacerle ganar para que vuelva a pelear pronto, tú también sabes que libra por libra es el mejor.

Todos vemos lo que vemos pero no lo creemos. Round tras round nuestro júbilo pierde facultades, percibo que el misticismo de mis hermanos de evento empieza a desmoronarse. No importa, los momios están a su favor...

Talula intuye, sus fosas nasales se dilatan, percibe algo. Julio no es el Julio que todos conocemos. Los elfos de Televisa casi nos convencen de que nuestro gallo triunfará, pero una desazón nos invade...

De reojo checo a mi niurra, sigo firme. Clávalo Julio, clávalo., ese bato ni aguanta nada, apúrate para que Budeke entre en acción.

Coincido con Andere, a la altura del noveno episodio: "...no sabemos cómo puede ser campeón del mundo un boxeador que se la pasa huyendo y huyendo..."

Doy la razón al Sony: ".. rapidísmo y muy vivo este Whitaker, sin embargo, valiente como él solo, este Julio César sigue presionando. ¡Vean cómo cabecea, cómo se zambulle!, y luego conecta por la zona renal Pernell Whitaker..."

Andere y yo nos irritamos: "... otra falla del árbitro. El golpe a los riñones es prohibido, y ni pío dijo este señor Joe Cortéz. La verdad no nos gusta su actuación."

Casiniurra voltea una vez más. Deja su cerveza en el suelo y se arregla el cabello. Se huele la solapa del saco, hace muecas, así son las extrañas flores color malva...

Si ya me veo con ella en residencial Macondo: Toma abierta de nuestra casa de dos plantas. Apreciamos la construcción bellamente adornada. El jardín en todo su esplendor. En el portal un atado de piedras de Calcuta mecido por el viento. Ella y yo correteamos, un afgano cabalga suavemente mientras brotan rosas a su paso. Ella se avalanza hacia mí y la abrazo. Miramos a la cámara, nos miramos y empezamos a cantar:

"Si quieres vivir cachondo

ven a vivir a Macondo

ondo ondo ondo

ven a vivir a Macondo

¡Macondo!"

¡Atención, atención!... ¡Tierra llamando a Budeke, Tierra llamando a Budeke!... Esto es increíble, todos rezamos cualitativamente en pos del triunfo del púgil. Mantenemos nuestro irredento apoyo y como mexicanos estamos con el nuestro. Masiosare un extraño enemigo, maldito chícharo amargo, por eso nadie lo quiere...

Último round.

Silencio.

Talula Falora está inquieta, se arregla el arete del labio y se ajusta el cinturón...

Los ecos flotan, suspendidos entre la nube de tabaco, son voces de otro mundo...

Eco 1: "La verdad, la verdad, hemos visto a Julio César esta noche inclusive falto de vigor".

Eco 2: "Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios, se ha visto mal en esta ocasión Julio César..."

Ella voltea, camina hacia mí. Qué hago. Budeke y Talula son novios, son novios, lero lero... Házmela buena Diosito. Me mira fijamente, es la transparencia de la máscara, la importancia de apoyarse en el muro, la fascinación que provoca causar deseo...

Es el último round... No, sería un sacrilegio. No puedo fallarle al Julio..., seguiré hasta el final, aunque el camino de los exsexos me lleve a la iluminación... Siento su respiración, su aroma invade mi espacio, tambalea mi endeble postura taichichuanera y esta agonía que no cesa.

Los ecos persisten:

Eco 3: "Julio hoy ha hecho la pelea del hombreeeeeeeeeeeeeeee..."

Talula pasa frente amí y embiste. De la barra surge una avalancha, un clón de Paquita la del Barrio, es la mujer que nació para rodar, evidentemente es de la estirpe de las verrugas. Se dirige hacia mi Talula con gracia ameboidea...

Los murmullos languidecen...

Murmullo lánguido: "Bueno, pues ha terminado esta pesadilla; esa es la calificación exacta para Julio César, una auténtica pesadilla de 12 episodios.

Para mí empieza otra, busco a Talula Falora, abandono mi posición de caballo y ahí está. Los bofos, peludos y lascivos bracitos de la gorda enroscados en mi niurra. Mi flor malva muerde el lóbulo de esa hernia que me robó el amor, mi casa en residencial Macondo y para colmo el Julio no se clavó al Whitaker...

Finjo que no veo, paso de largo y pienso en las coreanas del Chicago. Ellas calmarán este dolor con sus piecitos amarillos pisando lento sobre mi espalda.

Me encamino hacia la salida del Río Rita. Pasaré primero a las Adelitas para ir agarrando ambiente. Ya me siento parte de este humo multicolor. La vida se acomoda suavemente, el nene con el nene y la nena con la nena. Mi corazón agarra su paso. Pinches levi´s que se vayan a Chihuahua a un baile. Escucho el último murmullo:

Último murmullo: "Pensamos, suponemos que hubo manipulación, que hubo mano negra..."

Yo también lo pienso mientras subo la escalera y canturreo una rolita que escuche aquí mismo, en una obra de teatro que el maestro Gurrola presentó en este congal:

"Ligue, ligue, ligue, ligue, li gue, li gue,

allí en el Río Rita

si no te pones moto

te coges un joto

ligue, ligue, ligue, ligue, li gue, li gue..."

Derechos de autor del autor. Publicado en Ficticia con permiso del autor, el: 06/11/00


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* Derechos de autor del autor. Publicado en Ficticia con permiso del autor, el: 06/Nov/00