La dama del espejo
Marcos Leija
Facundo llegó cansado del viaje, con ganas de dormir. La mañana siguiente empezaría la investigación. Le habían solicitado un reportaje sobre leyendas y apariciones y qué mejor lugar que Guanajuato. Ahí se hospedó en un hotel sencillo, decorado con muebles estilo colonial.
Cuando encendió la luz del cuarto, apareció ella en el espejo, desnuda, sobándose los pechos con una mano, mientras los dedos de su diestra los metía lentamente entre su vulva.
-Ven -le dijo-. Hazme el amor.
Facundo experimentó una erección y atraído por el morbo quiso tocarla para demostrar si lo que veía era real.
Su mano se hundió como si no hubiera vidrio y traspuso el marco rústico de aquel cristal al dar tres pasos, pero la mujer desnuda se esfumó.
Cuando Facundo volteó hacia el cuarto, sólo vio su rostro reflejado en un espejo. Estaba atrapado entre cuatro paredes sin salida.
