Maguey azul bajo cielo rojo

Gabriela de la Peña

Lo vio una sola vez en su vida, pero nunca pudo olvidarlo. Era un maguey azul, bajo el más intenso cielo rojo. No lo olvidó, y persiguió su imagen desde entonces, poseído por una incontrolable obsesión: verlo de nuevo, capturarlo a través de la lente de su cámara.

Todo el desierto estaba contenido en esa imagen, su corazón de viejo fotógrafo lo había sentido con furia y sin duda alguna en el mismo instante en que su ojo se posó sobre él.

Hay imágenes cuya magia brota sin principio ni fin, sin tiempo ni espacio, sin dueño ni propósito; imágenes que son libres, propias, irrepetibles. Esa había sido una de ellas, y su recuerdo le quitaba el sueño, lo devolvía sin remedio al mismo paraje en busca del mismo maguey y de la misma luz inaprensible.

Había dado con esa imagen por casualidad, cuando de regreso por una vieja carretera había parado instintivamente su coche para admirar el paisaje a su alrededor. No llevaba la cámara, ¡él, que vivía, como viejo pirata, con el ojo pegado a una lente fotográfica!

Nunca se lo perdonó, ese era su particular y secreto dolor de artista, el recuerdo que confesaba tímidamente a su cámara en medio del silencio que habita en el desierto.

Cada fin de semana lo mismo: tomar el coche y dirigirse al paisaje de sus desvelos. Esperar pacientemente una, dos, tres horas... hasta que el atardecer le regalara un nuevo milagro. Un pirata en busca del tesoro, surcando el mar de tierra dorada en el que se escondía ella, la imagen de su vida.

Siguiendo su rastro, había retratado hasta el más recóndito de los detalles de su escenario, como buscando encontrarla un día de esos en que su lente, cansada de esperar, se olvidara del color de las hojas anheladas o las tonalidades del cielo que las cubría como amante en calma.

Dicen que murió sin dar con ella una vez más. Dicen que en su lugar, el fotógrafo tapizó un museo entero con sus sustitutos.

Eso es, al menos, lo que me ha contado su cámara en la soledad de una noche estrellada en el desierto, mientras yo he suspirado también por un maguey azul, bajo el más intenso cielo rojo.


Otro cuento de: Valle y Montaña    Otro cuento de: Tierra  
Otro cuento del Mismo Autor   
 Sobre Gabriela de la Peña    Envíale e-mail
 Índice de temasÍndice por autoresEl PortalLo Nuevo
 MapaÍndices AntologíaComunidadParticipa

 

 

* Derechos de autor del autor. Publicado en Ficticia con permiso del autor, el: 07/Mar/05
Renovación Antológica de Ficticia
Realizado con el apoyo del FONCA Programa de Fomento a Proyectos y Coinversiones Culturales - Letras