Sam 45

Héctor Viveros

Durante la guerra, cada noche fue una fiesta. Con la llegada de la paz, hubo que reaprender a trabajar.

Ya no llegaban los refugiados malbaratando joyas y comprando a cualquier precio los pasajes a Lisboa. Este era el tiempo de los oficiales. La caza de brujas era mayor ahora que en la ocupación.

Oficiales había habido siempre, y siempre habían estado armados y siempre era un riesgo cada noche el campo de concentración, la ley fuga o el suicidio sospechoso, pero al mismo tiempo anunciaban su presencia y su precio. Los nuevos eran más terribles, traían consigo los juicios por traición, las ejecuciones sumarias, las órdenes de repatriación... Habían venido a llevarse el ruido, la fiesta, la forma de vida que los había mantenido en pie ante el miedo y el horror.

El mercado callejero, el "Blue Parrot", el "Café Americain", todo se convirtió en tiempo pasado. La ciudad era una ruina de si misma, hecha pedazos por la paz de una guerra que le dio vida. A nadie le importaba un comino quien tocara el piano, o si no había nadie para hacerlo.

Después de los créditos, los amantes son amantes, el héroe se pierde en la noche, las apuestas son pagadas... Y no hay más...

Sam, pianista triste sin bar, negro americano en África, músico que no ha tocado en New Orleans, viendo partir a los amigos, musicalizando historias de amor ajenas, con las maletas hechas y sin destino a donde ir, deshojando los días esperando, esperando, esperando que alguna noche, una voz familiar a su espalda le diga "Play it again, Sam".


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* Derechos de autor del autor. Publicado en Ficticia con permiso del autor, el: 03/Oct/05
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