Nooch
Óscar Cossío
La luz del farol atraviesa con dificultad las gotas de lluvia, dejando, a su paso, instantáneas joyas que desaparecen al estallar contra el suelo. Nooch se desliza, evitando golpear latas, botellas y otras basuras, no quiere ruidos delatores.
Llega al enorme edificio gris y frío, ya familiar. Se escurre por el resquicio de la ventana y se detiene, alegre y cauteloso. Las planchas de cemento, con cadáveres frescos, se extienden ante su vista. Sin problemas quita la sábana que cubre la cara de uno, y come un ojo. El primero de su cena favorita.
* Derechos de autor del autor. Publicado en Ficticia con permiso del autor, el: 06/Mar/01