Otra Carne
Arsenio Rodríguez Quintana
Fina dormía desnuda después que ambas habíamos limpiado el albergue, su desnudez la hacía más inocente envuelta en el silencio y la calma. Aquel reposo estético anterior a la comida formaba parte de la atracción diaria que generaba su cuerpo al saber que su costumbre era desnudarlo bajo las sábanas.
El sueño va acompañado de esos jirones leves e inconscientes, cuando se adormece la carne que va entre la carne. Este modesto trastorno de posiciones y la corta longitud de pliegues de sába nas que tenía sobre el pecho y el cuello hizo que un seno saliera sin pudor bajo la tela. Esto tiene que haber ocurrido otras veces porque apareció sin timidez en su naturaleza.
Las pasiones son bellas en tanto que permanecen inconfesables y malditas. Yo intentaba concentrarme en la lectura pero los matices bronceados del pecho y el cuello formaban un contraste notable con la democracia pálida de aquel seno ondulado y pasivo. Nunca había podido observar con tanto detenimiento un seno. Su seno marginado y sublime reproducía su rostro en mármol y sin párpados, daba una idea exacta de la esbeltez de sus nalgas tapadas, risueñas y tranquilas en su respiración. Su pezón reposaba sobre su círculo con el sostén que genera el equilibrio de esa carne débil capacitada sólo para el tacto húmedo de la lengua. Entre la aureola carmelitosa del pezón y las líneas de su masa adiposa, se cierra parte de su magia como la del caracol sobre su oído. No deseaba tocarlo, sería un crimen desdibujar con una caricia la forma de algo que ha condicionado toda una cultura contemplativa con el carácter de sernos necesaria, útil por el placer que representa. No miré con odio ni recelo, no deseaba competir, competir entre mujeres es ser tonta heredera de Safo. Había algo perdurable en su seno que lo hacía alcanzar su eternidad. Es como estar en el seno de Dios. Su belleza sobrevive ahora bajo cualquier blusa sin sostén y no sé la razón, este resto de fe no está en mi poder.
El cuento forma parte del libro La Caída y Otros Deseos, Abril, 2000. reproducido con la autorización del Autor.
* Derechos de autor del autor. Publicado en Ficticia con permiso del autor, el: 06/Dic/00