Los pájaros artificiales
Armando Gutiérrez Méndez
Los magos bizantinos colocaron junto a la estatua de Palas un hatajo de pájaros mecánicos que cantaban y batían las alas. Después de arrasar Constantinopla, los turcos destruyeron la estatua de Palas y liberaron a los pájaros artificiales. Tres siglos después, unos pájaros de cobre fueron vistos volando sobre el jardín del castillo del barón Gerard antes de entrar en una torre donde los aldeanos aseguraban oír el trinar de los pájaros en las noches de invierno. Durante la primera guerra mundial los soldados ingleses vieron su cielo surcado por palomas mensajeras blindadas que explotaban en el momento en que tocaban el suelo. En el zoológico informático de Bec habitan viscosas criaturas filiformes, organismos escurridizos, cefalópodos imposibles, y los boids, una especie de pájaros electrónicos que vuelan agrupados en triángulo y que son capaces de desquiciar los sistemas computacionales más protegidos; cada uno de ellos lleva un morrión, parecido al de Palas, sobre su cabeza.
Este cuento pertenece al libro El rehilete publicado por Ficticia Editorial y está disponible en la Librería.
* Derechos de autor del autor. Publicado en Ficticia con permiso del autor, el: 27/Sep/12