Penélope
Luis Bernardo Pérez
No es que Penélope haya dejado de amar a su anciano marido. Sus sentimientos hacia él son todavía tan firmes como la escollera que defiende a Ítaca de los agravios del mar. Pero es cierto que algunas tardes ella debe disimular el fastidio que le produce escuchar a Ulises contarle, por enésima vez, la caída de Troya, la estancia en la isla de los feacios, su enfrentamiento con el cíclope Polifemo o algún otro capítulo de su dilatada aventura. En esas ocasiones ella añora un poco la época en la cual tejía y destejía -plácidamente y en el más completo silencio- el delicado velo de la espera.
* Derechos de autor del autor. Publicado en Ficticia con permiso del autor, el: 06/Oct/99