Lo que no Sirve, que no Estorbe

Para Pedro Serrano Maass.

Francisco Serrano

Primero de enero de 1938. Miércoles.

El paciente manifiesta síntomas de depresión aguda. Ha respondido bien a las aplicaciones de las compresas y la fiebre ha cedido un poco. El diagnóstico continúa reservado. Comenzará a ingerir dieta blanda a partir del día de hoy. Después de doce días en la clínica aún hasta el día de ayer comenzó a recobrar la conciencia. Los días previos ha tenido que ser alimentado por vía intravenosa con agua y vitaminas. A la fecha ha perdido 12 kilos. Por la noche estará bajo la vigilancia de la nueva internista.

Enfermera de guardia nocturna: Carmelita.

2 de Enero de 1938. Jueves.

Extrañamente, el paciente ha recobrado totalmente la conciencia y presenta un buen síntoma: hambre. Incluso ha pedido que le guarden un poco del pastel del pequeño evento de año nuevo que se tuvo en la clínica. Pasó la noche sin mayores problemas y ha logrado obrar con consistencia. Continuará en observación. No se piensa en darle de alta aún, como lo ha solicitado.

Enfermera de guardia nocturna: Margarita.

3 de Enero de 1938. Viernes.

El paciente continúa conciente, pero ha presentado síntomas de regresión: hinchazón de los pies y las manos, labios amoratados y excesiva sed. Existencia de orina espesa con color ámbar excesivo que presenta un cuadro de complicación renal. Demasiado temprano para dar un diagnóstico definitivo. El cuadro clínico ha cambiado por completo. Todos los síntomas podrían sugerir una infección considerable, pero no hay fiebre. No se descarta un cuadro diabético.

Enfermera de guardia nocturna: Margarita. Cubrirá el fin de semana.

6 de enero de 1938. Lunes.

El fin de semana el paciente ha presentado un agravamiento considerable. El veneno combinado de escorpión y coralillo que circula por las venas del paciente ha llegado ya a centros neuronales, paralizando extremidades. Pupilas dilatadas y resequedad en la boca. No hay otro tipo de secreciones. Estamos en espera de un día más para saber si la gangrena que ha presentado la pierna izquierda requerirá amputación desde el pie o desde la rodilla. Retiene líquidos y presenta el abdomen inflamado con acitis. Carecemos del suero antiviperino para poder hacer frente al veneno que ya se ha expandido casi por todo el cuerpo y la población más cercana está a 112 kilómetros. Se le han aplicado dos dosis de morfina para el dolor de la gangrena. Tomaría una semana conseguirlo y para entonces habría muerto. Seguirá el tratamiento con compresas. La fiebre ha vuelto y ha alcanzado niveles de delirio. Ha caído en estado comatoso y sin conciencia. Continúan los problemas renales; se le ha colocado la sonda de rigor.

Enfermera de guardia nocturna: Carmelita.

7 de enero de 1938. Martes.

Cuadro extraño. El paciente amaneció consciente y, una vez más, presenta un cuadro casi saludable. La gangrena de la pierna izquierda ha desaparecido casi por completo, lo cual médicamente no es posible. La orina es de color normal, los signos vitales regresan poco a poco. Solicitó nuevamente que se le diera de alta. No procede la prescripción. Se le ha practicado estudio de sangre y no hay rastros de residuos de los venenos cruzados que lo ingresaron en la clínica. Los niveles de azúcar están en orden, aparentemente. Deseo tenerlo más tiempo en observación.

Enfermera de guardia nocturna: Isabel, por descanso de Carmelita y Margarita

8 de enero de 1938. Miércoles.

Don Sebastián ha platicado ampliamente con nosotros y no veo motivo por retenerlo más. El día de mañana se le dará de alta. Está de buen humor y todo el personal le juega bromas. A la fecha, es nuestro inquilino más antiguo, además de ser el único. Hoy se cumplen tres semanas de su ingreso. Enfermera de guardia nocturna: Margarita.

9 de enero de 1938. Jueves.

Don Sebastián amaneció muy grave. La gangrena de la pierna izquierda llegó hasta el muslo y hubo que amputar desde la cadera toda la pierna. Se le administraron tres dosis de morfina para la curación. Despertó de la operación con el síndrome del soldado, gritando que le dolía la pierna que ya no tenía. Posteriormente entró de nuevo en estado de inconsciencia y no responde, a pesar de que respiración y pulso son aparentemente normales. Su peso parece variar de día a día y el color de piel que tenía el día de ayer ahora parece papel periódico. Según mi diagnóstico, no hay nada más que hacer.

Enfermera de guardia nocturna: Carmelita.

10 de enero de 1938. Viernes.

Contra todo pronóstico, Don Sebastián amaneció en perfecto estado de salud. El caso es inexplicable. Cada día empeora con respecto al anterior o presenta una notable e inexplicable mejoría. Ha solicitado gelatina y refresco de manzana. No prestó mayor atención a la amputación de la pierna izquierda y hasta se dio el lujo de bromear. Cuando le expliqué que la operación fue necesaria, su única contestación fue: -"Lo que no sirve, que no estorbe, doctor"-.

No sé si podré darle de alta mañana.

Carmelita se ofreció a hacer la guardia nocturna. Se le concedió.

11 de enero de 1938.

El cuerpo del que fuera Don Sebastián amaneció en la cama 8. Presenta putrefacción de varios días, lo que sugiere una muerte acontecida hace por lo menos ocho días. El cadáver presenta las cuencas de los ojos vacías, el muñón de la amputación con larvas en la infección, una cruz en la frente hecha con ceniza y las muñecas con marcas de haber estado amarrado fuertemente a la cabecera de latón de la cama.

Carmelita ha desaparecido.

Azizintla, Gro. Enero 1, 2002.


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* Derechos de autor del autor. Publicado en Ficticia con permiso del autor, el: 06/Abr/02