El canario
Isaí Moreno
La idea fue suya. Aquel día tuvo la ocurrencia de pasar con sus amigos al parque, a consultar al canario de la suerte, simplemente por romper con la rutina. El animalito dio a cada uno de ellos -además de su dulce canto- cartoncitos con leyendas sobre el amor, la fortuna, el destino; cosas como esas. Todos sonreían siguiéndole el juego. Cuando llegó el turno de él, el canario no cantó, se limitó a dar al hombre su cartón, él lo leyó atónito:
Palideció. Guardó enseguida el papel. Sus amigos se burlaron; tal vez le anunciaban las nupcias.
No podía ser; de seguro algo andaba mal: los dueños de estos animales procuran siempre que haya mensajes felices, en caso contrario la gente los ignora. Sí; algo andaba mal. Pasadas unas horas, regresó de nuevo, esta vez solo, a consultar al pájaro. Tampoco éste volvió a cantar. El mensaje del cartón decía:
El hombre, presa del pánico y perdido en la desesperación, tomó la pequeña jaula del ave y la arrojó al suelo con tal fuerza que la mató al instante. El dueño del canario, enfurecido por esta acción salvaje, hundió en el cuerpo del hombre los barrotes de la jaula destrozada. Tuvo así una muerte dolorosa y en efecto atroz.
* Derechos de autor del autor. Publicado en Ficticia con permiso del autor, el: 10/Jun/00