Celos

Gerardo Lartigue

BEATRIZ. -¿Le vas a decir?

MARCO. -¿Decir qué?

BEATRIZ.- Pues que me quedé contigo esta noche, obviamente.

MARCO. -¡Claro que le diré, ¿qué esperabas?! De todas maneras ella debe imaginárselo. (Agrega un poco sorprendido) ¿Que no querías que supiera?

BEATRIZ.- No por esta vez. Elena no anda muy bien últimamente. Podría ponerse algo celosa.

MARCO.-(Todavía más sorprendido) ¡¿Celosa?! ¿Pero de qué, o de quién? A tí te quiere mucho... quizá demasiado, pensándolo un poco.

BEATRIZ. -¡Precisamente! Es lo que yo quería decir: celosa de tí, no de mí.

MARCO.-(Después de unos instantes de reflexión) A ver, espera, espera... ¿Estás tratando de decir que se pondría celosa de mí respecto a tí?

BEATRIZ.-(Fingiendo dudar, burlándose) Pues... sí, eso; creo que es lo que dije, ¿no?

MARCO. -¿Quieres decir que está enamorada de tí?

BEATRIZ. -¡No, para nada! No se trata de amor. Elena te quiere...

MARCO. -(Irónicamente) ¡Ah, bueno! ¡Menos mal, me tranquilizas!

BEATRIZ. -Mira Marco, ¡no hay que pelearnos como marido y mujer! Lo único que yo quería decir es que me parece que últimamente Elena necesita un poco más de cariño femenino que de masculino. Es todo.

MARCO. -¡«Cariño»! Bueno, puedes llamarle como quieras. El caso es que ustedes dos me esconden algo, ¿o no?

BEATRIZ. -Pregúntale a tu mujer, no a mí. No quiero meterme en sus asuntos.

MARCO. -¡¡¡Eso sí que está bueno!!! Creo que estamos bastante metidos los tres en el mismo "asunto", ¿no crees?

BEATRIZ. -Sabes a lo que me refiero... Siempre me he mantenido lejos de los asuntos emocionales...

MARCO. -(Cada vez más irritado) ¡¡«Asuntos emocionales»!! ¡Eso sí que me da risa! ¡Tú sí sabes poner fronteras, ¿no?! Besarse, viajar juntos, hacer el amor... ¿todo esto no entra en los "asuntos emocionales"? ¡Como Elena y yo estamos casados, a nosotros nos toca "manejar" lo emocional y a ti, nuestra amante, sólo participar en lo carnal!

BEATRIZ. -(Con ternura, como dirigiéndose a un niño) Cálmate. Te pones agresivo. No te enojes. Trata tan sólo de entender mi posición: para mí es muy difícil saber hasta dónde podemos llegar. Yo respeto mucho tu relación de pareja y me encanta compartir con ustedes mis sentimientos, pero tengo miedo que Elena sea más débil que nosotros: Ella podría enamorarse de mí. Tú mismo me has hecho notar su nueva forma de mirarme. Y cada vez toma más la iniciativa... Ya no es la dulce pasiva Elena de antes. (Como acordándose de algo) ¡Además fuiste tú quien nos empujó a irnos solas de viaje en Semana Santa!

MARCO. -(Concediendo, después de unos segundos de reflexión) Si es cierto. Era la única manera que encontré para hacerme un poco a un lado y que Elena pudiera acercarse a tí. (Suspira) Ya sabes: El matrimonio es el peor invento. Se pierde el gusto por la aventura, se vuelve uno conformista, desaparece la seducción, uno se aburre...

BEATRIZ. -¿Te arrepientes de haberte casado?

MARCO. -No, por supuesto que no. Lo que lamento es haber perdido tanto tiempo fingiendo vivir en una pareja perfecta, típica, en la fidelidad absoluta, etc. etc. Hoy todo va mejor.

BEATRIZ. - (Aprovechando el momento de calma, hablando rápido) Si Elena se enamorara de mí, ¿tú lo aceptarías?

MARCO. -(Recargándose sobre su codo, y como regresando de lejos) ¡Ah, ya veo! ¡Elena se fue este fin de semana a propósito para dejarte sola conmigo; no se atrevía a confesármelo ella misma! ¿No es cierto?

BEATRIZ. -No quieras hacerte el muy listo. No te queda. Ahora eres tú el que se pone celoso, y esto te vuelve algo tonto. No, Elena no está enamorada de mí. ¡Es sólo que yo quería verte celoso! A veces soy yo la celosa. A veces de tí, a veces de Elena. A veces de los dos. ¿No te llega a suceder estar celoso de Elena... respecto a mí, claro?

MARCO. -Empiezo a hacerme bolas con este adjetivo. (Tratando de explicárselo a sí mismo) ¿Puede realmente uno estar celoso de alguien? ¿No es acaso, más bien, que uno utilice una tercera persona para justificar una falta de amor, que está de todas maneras ahí, adentro de uno? ¿Entiendes? Uno acaba hecho bolas con esta palabra... Lo que sí puedo decirte es que a veces estoy celoso, simplemente celoso, no sé si de tí o de Elena o de nadie, y que me siento solo, y que necesito a alguien cerca, muy cerca. Y puedo confesarte que tu "romántico" viajecito con Elena me dio bastante miedo.

BEATRIZ. -¿Sabes? Elena no quería que tu supieras, pero creo que mejor te digo la verdad: En Biarritz no pasó nada en realidad; no hicimos nada... nada íntimo, quiero decir. Sólo pasamos unas vacaciones increíbles. (Voz infantil) Comimos rico, nos asoleamos, nadamos, leímos, platicamos, reímos y, sobretodo, dormimos mucho... Fui yo la de la idea de ponerte celoso.

MARCO. -Al igual que es idea tuya esto de no decirle a Elena algo que ya se imagina, ¿no?

BEATRIZ. -(Con voz cansada) No entiendes a las mujeres. Solamente quería sentir un poco de complicidad contigo. Nada más. Igual que quise tenerla con Elena después de ese viaje. Asi somos las mujeres. A veces queremos toda la atenciónn. A veces estamos hartas de compartir.

Pero bueno, siempre ustedes primero, su matrimonio, su sociedad, su hogar... y después estoy yo, la linda Beatriz, siempre sola, siempre en último lugar.

(Se oye que se abre la puerta de entrada).

MARCO. -(En voz baja) ¡Shhh! ¡La puerta!

BEATRIZ. -¡¿Que no regresaba hasta mañana?!

MARCO. -Se supone.

BEATRIZ. -¿Qué hacemos?

MARCO. -Pues... nada. Ya está subiendo las escaleras.

(Elena toca a la puerta del cuarto).

ELENA -¿Alguien quiere café?

MARCO. -Ehhh... Sí... Yo, por favor.

(Beatriz voltea hacia Marco como preguntándole con los ojos qué hacer, si callarse o hablar).

ELENA. -(Con tono irónico, desde el otro lado de la puerta) Y Beatriz, ¿está dormida todavía?

BEATRIZ. -(finge bostezar) No... yo también quiero uno por favorcito.

(Se miran con actitud de niños sorprendidos por un adulto).

MARCO. -¡Nos hizo quedar en ridículo total!

BEATRIZ. -¿Nos vestimos?

MARCO. -(Cansado) ... No sé... no, hay que esperar y ya.

(Suspira y dice algo enojado) ¡Ya ves, tú y tus historias de complicidades! Olvidemos todo eso, ¿O.K.?

BEATRIZ. -¡¿Te dio miedo, verdad!?

MARCO. -¿Qué me dio miedo?

BEATRIZ. -¡No te hagas! De Elena y yo enamoradas. Quedarte solo.

MARCO. -De todas maneras un día va a pasar. Las mujeres ya no necesitan a los hombres. Basta ver a los científicos y a los gobiernos, ¡el miedo que tienen de la clonación! Y es que saben que nos estamos volviendo "dispensables", inútiles, incluso para la reproducción de la especie.

(Elena toca a la puerta y entra sin ponerles atención).

ELENA. -El café se está haciendo...

(Se sienta al borde de la cama y se quita los zapatos)... ¿Entonces, todo bien en casa?

MARCO. -Si, más o menos, y tú, ¿qué tal?

(Elena abre las persianas de madera).

MARCO. -(Brincando de pronto al ver la piel dorada de Elena) ¡¡Te asoleaste!! ¿No se suponía que estabas en Londres? ¡Llovió todo el fin de semana!

ELENA. -¡Ah! ¡O sea que te pusiste a averiguar eso!

MARCO. -¡No, para nada! Pero siempre llueve en Londres, todo mundo lo sabe.

ELENA. -(En ton provocador) Lo que pasa es que a última hora nos fuimos mejor a Grecia.

Beatriz y Marco al mismo tiempo.- ¡¡¿NOS fuimos?!!

ELENA. -¡¡Calma!! ¡Cualquiera diría que hay celos en el aire!

MARCO. -¡Otra vez lo mismo!

BEATRIZ. -Es pura curiosidad... (Después de reflexionar unos segundos con la vista en un punto fijo)Y después de todo, ¿qué no puede uno sentir celos? ¿Tenemos siempre que hacernos los insensibles? ¿Fingir que no sentimos nada? Pues yo, yo sí estoy celosa ¡y qué! Te vas a Grecia y llegas toda asoleadita, toda contenta, y tenemos que quedarnos ecuánimes, tranquilos, como si nada... ¡Pues te equivocas! Te fuiste con alguien, ¿verdad?... ¡CONTESTA!

(Elena, sorprendida, se acerca y la abraza. Beatriz llora entre sus brazos).

ELENA. -Pero Beatriz, ¿qué te pasa? ¡Estaba bromeando! La oficina canceló la cita en Londres y entonces decidí irme sola a Grecia. Necesitaba estar sola unos días... Tranquila, ya pasó... todo está bien.

(Marco se levanta)

MARCO. -(vistiéndose) Bueno, voy por unos croissants. Ahorita vengo.


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* Derechos de autor del autor. Publicado en Ficticia con permiso del autor, el: 06/Abr/01