Ovejas perversas

Jorge Sáez Hadi

El significado de intriga cambió cuando las ovejas se decidieron a planificar una conspiración. Lo que hasta esta insólita fatalidad era propio de los lobos, ha cambiado la escalera de los valores, obligando a los filósofos de todas las tendencias a reconsiderar al borrego como ejemplo de la mansedumbre. Entonces, me pregunto con cierta desconfianza ¿qué es más dañino? ¿Una conspiración planeada por ovejas o una conspiración planeada por lobos? El significado de la palabra "conspiración" me sugiere una maniobra, un complot de varios contra algo o alguien. Si las ovejas hasta ahora por lo menos eran sumisas y mansas y los lobos, carniceros y alimañas, se requiere un pronunciamiento oficial de la Real Academia Española, y del Vaticano, porque, ¿qué haremos si todos los seres de la tierra se rebelan contra su naturaleza, al igual que las ovejas? Se entrará sin remedio y para enredar más aún la cuestión, en un caos conceptual con implicancias insospechadas. Habrá que volver a escribir de nuevo todos los libros y estar alerta a los posibles cambios que se vayan dando para corregir las nuevas reediciones. ¡Malditas ovejas! ¡Qué infortunio han originado al orden mundial con su antitética actitud! Quizá debemos empezar a imaginarnos situaciones imposibles que podrían en rigor transformarse en aforismos oficiales, por ejemplo, los narcisistas tratan de pasar desapercibidos, los criminales realizan trabajos voluntarios, los servidores comunitarios trabajan en favor de la gente, los médicos efectúan visitas gratuitas a domicilio, el abogado defensor y los fiscales atestiguan con la verdad en los juicios públicos. Las vanidosas dejan de lado su mitomanía y aquellos seres mesiánicos se dan cuenta que Dios tiene más poder que ellos y abandonan sus entelequias. Se accede sin prólogos a reconocer la diferencia de opiniones y se propugna el libre albedrío, no hay más descrédito ni lucha de clases. Se admiten las diferencias individuales y se escucha la opinión del otro, respetándosele con rigurosidad su visión de la realidad. Hay acuerdo en política y en religión. Las meretrices ya no fingen los orgasmos y los conservadores propugnan revoluciones.

Imagino ahora, por fuerza mayor, a un grupo de ovejas ideando conspirar contra alguien. Su bondad intrínseca quizá determine el tenor o grado del daño que se proponen en secreto causar. Ahora bien, los lobos, malvados y bestiales, de igual forma se han aglutinado para complotar contra algún inocente mártir. Ambos grupos, por separado por supuesto, intercambian ideas, planifican y depuran la técnica que conlleve mayores oportunidades de éxito de sus objetivos: aniquilar al "elegido".

¿Cuál de los dos bandos planificará y llevará a cabo la conspiración más infame o siniestra, además de efectiva? Quizá algunos, deduzcan que, sin duda, serán los lobos, otros, por el contrario, determinen que las ovejas, porque resulta por lo menos inquietante ser víctima del contubernio de ovejitas, buenas ellas, forjando una maldad que no está en concomitancia con su naturaleza. Y esa es la cuestión que me tiene confundido y solicito ayuda para llegar a una escapatoria. No me nieguen ese derecho.

Si pienso en las grandes conspiraciones que recoge la historia, no puedo dejar fuera de mi recuento aquellas que tuvieron como resultado muertes colectivas y que arrastraron con su efectividad la desaparición de personas por el hecho de pensar distinto; el genocidio, por otro lado, de pueblos enteros, guerras conjuradas por hombres sin Dios ni ley y también en nombre de Dios, quienes con la espada y la Biblia erigieron nuevos órdenes opresivos, generando una resistencia que buscaría a través de la venganza recobrar la libertad conculcada.

Recuerdo en este pasaje a la civilización romana como ejemplo por antonomasia del concepto del que han sido víctimas las estúpidas ovejas, mediante las confabulaciones de los senadores contra el César de turno y viceversa.

Por culpa de estas ovejas desnaturalizadas he tenido que reflexionar en las actuales maquinaciones y concluyo que han evolucionado y se han vuelto democráticas, se invita sin acosos a participar en ellas, pues tienen diversos fines, no sólo persiguen el aniquilamiento como en el pasado, sino que otros derroteros , por ejemplo, generar un determinado proceder de la víctima. Si se siembra en ella el temor permanente, se ha conseguido el éxito, el desprestigio, el asesinato de imagen. Y quienes conspiran hoy, según mi parecer, aparte de los lobos y ahora las ovejas, son el marido con su amante, dos inocentes ovejitas, contra la esposa abnegada y sumisa que se transformó en lobo; las comadres contra el presidente de la Junta de vecinos; los profanos que pretenden dar lecciones públicas de ética, atrincherados desde covachas solitarias, protegidos por controladores que amplifican el volumen de sus ideas ininteligibles, aspirando a hacer suya la baldía vanagloria; conspiran los idiotas contra sí mismos teniendo a su propia estupidez e incapacidad como efectivos cómplices; el soberbio contra su origen, llenándose de títulos de carreras que nunca terminó y que jamás podrán borrar su esencia de ignorante; el traidor que delata, el envidioso que no soporta el éxito ajeno, el pusilánime que nunca será más de lo que es: un perfecto inepto.

Y para dar por terminado este bochornoso incidente que rompe la armonía de nuestra sociedad, solicitaré todo el peso de las leyes naturales para que las pertinaces ovejas reculen de este desliz y vuelvan a ser las dóciles mártires para justificar la lógica de la existencia, aunque sea un contrasentido; el bien necesita del mal para sustentarse; este mundo demanda que las ovejas se comporten como ovejas, de lo contrario, ¿qué sería de los que conspiran, de los que despojan, de los que traicionan? ¿Qué sería de esta creación humana que requiere de ese alimento que se llama inocencia para exteriorizar su maldad interior?

Cuento publicado en el libro "El festín de los cuervos" de Jorge Sáez Hadi


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* Derechos de autor del autor. Publicado en Ficticia con permiso del autor, el: 07/Mar/05